al ir.
entro en un lugar con presion de encierro
el cuero huele a hierro y el hielo sangra del cuello
tengo la dicha y desgracia de cargarme a un dios corpulento
me siento a contemplar lo poquito que me queda adentro
mi templo de madera con agua que quema
mientras yo con fuego me voy consumiendo
y la fastidiosa moral por fin la veo que comete suicidio.
el espejo me duplica el espejismo
tres veces mas por ciento veinte porciento
de por cierto
recojo con las manos de las cuencas vacias de mis ojos
los olores que los oigo son colores de dolores que si los vieran se convierten en venenosas flores
bomba.